Como el monarca tuvo una vida muy longeva, muchos habitantes desaparecieron llevándose consigo el recuerdo de los tiempos en que se andaba sobre las dos piernas. Años más tarde, cuando el rey finalmente falleció, los ancianos que todavía seguían vivos, intentaron abandonar sus muletas, pero sus huesos, frágiles y fatigados, se lo impidieron. A veces trataban de contarles a los más jóvenes que años atrás la gente solía caminar sin utilizar ningún soporte. Pero los chicos solían reírse de ellos.
Movido por la curiosidad, un día un joven intentó caminar por su propio pie, tal y como los ancianos le habían contando. Al caerse al suelo constantemente, pronto se convirtió en el hazmerreír de todo el reino. Sin embargo, poco a poco fue fortaleciendo sus entumecidas piernas, ganando agilidad y solidez, lo que le permitió dar varios pasos seguidos. Su conducta empezó a desagradar al resto de habitantes. Al verlo pasear, la gente dejó de dirigirle la palabra. Y el día que el joven comenzó a correr y saltar, nadie lo dudó; todos creyeron que se había desquiciado por completo. En aquel reino donde todo el mundo sigue llevando una vida limitada con muletas, al joven se le recuerda como "El Loco que Caminaba sobre sus dos Piernas".
Fuente:- El País Semanal
Artítculo "¡Que Cambien los Demás!" por Borja Villaseca
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